A la hora de exponer un diagrama
organizacional en una empresa, se viven momentos tensos. Jamás me
imaginé antes de dedicarme a esto, el abanico de situaciones tan
inverosímiles que puede llegar a darse, por parte de empleados y
jefes, con tal de mantenerse en el error.
Somos un país de empresas familiares.
Sin el apoyo de la familia, es difícil lanzar un proyecto serio, y
si estas empresas logran llegar a un volumen serio, los problemas
inherentes de este tipo de estructura, se intensifican.
Sin embargo, la mayor de las
pesadillas, surge, cuando un miembro integrante de la dirección, con
un arraigo especial en la empresa, más si es familia, es el problema
en una empresa.
Se pueden encontrar ríos de tinta en
internet acerca de esta situación, sin embargo, la solución
perfecta, en un caso como este no la tiene nadie. A todos se nos
ocurre una solución rápida y eficaz, pero también sabemos, que es
muy raro que se aplique. Así que de repente, una empresa que quiere
sanar, se encuentra con que ella misma es el problema.
Resolver las situaciones de este tipo,
de hoy para mañana, es algo imposible... se puede delegar la labor
de gestión de la empresa en un gestor interno, pero el problema
continúa, por lo que yo recomiendo, hacer una refundación de los
objetivos en común, y un acuerdo entre socios para respetarlo.
Ni de lejos es la solución definitiva,
pero es el camino para comenzar la curación.
En otro post me meteré con los pactos
entre socios, que es a mi juicio una de las asignaturas pendientes en
las empresas, en función de una correcta convivencia, con unas
personas con las que adquieres responsabilidades muy serias, y de que
el proyecto pueda ser realmente viable, dado que al final, o los
empresarios se ocupan de trabajar, o se ocupan de controlar a sus
socios, pero las dos cosas a la vez es difícil.
Regresando al tema principal, una vez
diagnosticado el problema, en manos de un gestor interno, y con una
refundación del pacto, queda entrar a la normalidad de la empresa, y
eso lleva más tiempo del que se piensa.
Encaminar las nuevas estrategias y
acoger la dirección con agrado, es un proceso delicado en el que si
se tuercen las cosas, se puede tirar por el suelo toda la operación.
Para lograr que empresarios con viejos
malos hábitos recaigan en los mismos, es imprescindible que el
gestor interno, haya logrado dinamizar toda la nueva estructura, a
fin de crear un proceso de “inercia” que merme los recursos de
volver a las andadas de los miembros más problemáticos de la
empresa.
Las resistencias de los empresarios, se
verán mermadas y anuladas en función del éxito de la empresa en el
corto plazo. No hay nada como presentar una cuenta de resultados
asociada a las nuevas acciones, para que la mayoría de los
integrantes del proceso se integren y se sumen al esfuerzo común de
corazón, para apoyarlo y hacer crecer el proyecto en común.
No se puede enseñar a reconducir una
empresa en un post de un blog, obviamente, pero creo que a grandes
rasgos se puede entender las vicisitudes del proceso con una empresa
con este tipo de problemas.
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