Desarrollo mi trabajo como asesor en
consultorías de empresas de embergadura, y estoy acostumbrado a ver
como situaciones muy normales a resolver, que la mayoría de
empresarios y consultores tildarían de insostenibles y finales.
Quizás, en lo de finales tengan razón,
pero es que el fin de una empresa, no es el fin de un empresario, o
no debería de ser.
Normalmente, las grandes corporaciones, cierran empresas, y las abren, sucursales, participaciones, incluso entran por la fuerza en otras (caso de una opa hostil) actividad, que por en apariencia voluminosa, parece que no es accesible al empresario común. Cosa, que está muy lejos de la verdad.
Normalmente, las grandes corporaciones, cierran empresas, y las abren, sucursales, participaciones, incluso entran por la fuerza en otras (caso de una opa hostil) actividad, que por en apariencia voluminosa, parece que no es accesible al empresario común. Cosa, que está muy lejos de la verdad.
Un empresario, tendría que asumir, que
su empresa tiene una duración. Esto es así, y ha sido así
siempre, y por lo tanto, llegará el día, que cerrará. Sus socios,
son personas diferentes a él, y por muy injusta que sea la vida,
mortales. Así como sus clientes y el resto del mundo. No creamos que
una empresa es eterna.
Por lo tanto, una empresa, puede
cerrarse y es lo normal, así que, ¿prepararse para esto, no debiera
de formar parte de los deberes de cualquier empresario responsable?
Esto, que puede parecer muy duro, es un axioma ampliamente aceptado
en las grandes finanzas.
En este blog, pretendo contribuir con
mi experiencia, y fomentar esta parte de la cultura empresarial, que
una vez se le quitan los tabúes, es ciertamente apasionante,
Reciban un cordial saludo.
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